Marx (III): Crítica a la economía política

Marx (III): Crítica a la economía política

       Crítica a la economía política o, como ha pasado a popularizarse, El Capital, es un estudio de las leyes que rigen la economía del siglo XIX. Y la economía del siglo XIX está en su totalidad determinada por la aparición de la industria como método de acumulación de riquezas de la sociedad burguesa. Así que este libro puede entenderse como un análisis del impacto de la creación de la industria moderna en la sociedad: «el propósito último de este trabajo es descubrir las leyes de los movimientos económicos de la sociedad moderna» (K-Vorwort) que pueden resumirse en tres puntos: «Las tres cuestiones principales de la producción capitalista: 1. Concentración de los métodos de producción en pocas manos […] 2. Organización del trabajo mismo, como social […] 3. Creación de un mercado mundial» (K-3.3.15)

       La palabra «crítica» en el título de la obra ha de entenderse en términos kantianos y hegelianos. Kant había escrito las tres «críticas» (Crítica a la razón pura, Crítica a la razón práctica y Crítica del juicio) describiendo cada uno de estos temas, en concreto, las estructuras mentales del sujeto en cada uno de estos aspectos (la razón y el entendimiento, la práctica y el juicio). «Crítico» se opone a «dogmático», en tanto que este último presenta el objeto a tratar (por ejemplo, la naturaleza o un árbol concreto) sin plantearse la posibilidad de su falsedad, mientras que la crítica trata la participación del sujeto en este proceso (es decir, cómo un sujeto conoce a la naturaleza o a un árbol). Para un dogmático, la verdad existe y solo hay que conocerla, mientras que para la filosofía crítica la verdad que el sujeto conoce depende en parte de dicho sujeto. Una «crítica», por lo tanto, es la descripción de una realidad desde el punto de vista de un sujeto, mostrando la forma en la que este conoce un tema. Por otro lado, continuando con la dialéctica hegeliana (que recogía en su método el estudio de la totalidad de la realidad a través del proceso de desarrollo del espíritu universal), Marx presenta el desarrollo, no del espíritu universal, sino del capital.

       El capital es una fuerza que busca reproducirse, extenderse, crecer. Es la capacidad productiva del dinero, pero supera los límites de este, que es solo un contenedor en el que el capital se realiza temporalmente. El capital también está en las mercancías, en los métodos de producción, en los trabajadores, en los créditos, en las deudas… Incluso en los propios capitalistas, quienes también son víctimas (aunque últimas) del sistema. El capital genera todas las estructuras necesarias para su producción y reproducción, y es capaz de modificar completamente la estructura de la sociedad para adaptarla a las clases sociales que permiten su desarrollo, cambiando la concepción cultural completa de todos los pueblos que abarca. Y los abarca a todos, pues organiza el mundo entero de tal manera que cada parte sirva para el propósito general de expandirse. Todo con el único fin de seguir creciendo, como haría cualquier organismo. Y bajo el último escalón de esta organización mundial (aunque, quizás, inconsciente), se encuentran los seres humanos. Prácticamente todos ellos sufren las consecuencias de los métodos de desarrollo de este capital, que pasan por la crisis social, la precariedad personal y la destrucción cultural.

       Estas crisis se producen por la tendencia ilimitada del capital a extenderse y concentrarse en cada vez menos manos, es decir, surge de la dinámica interna del propio capital, en su forma de ser libre sin restricciones. Así, el problema del sistema de producción capitalista es que no tiene límites. Al estar basado en criterios cuantitativos (es decir, en un número que representa el dinero o el capital), puede extenderse hasta el infinito, por lo que nunca hay suficiente acumulación de riqueza, nunca un capitalista produce lo suficiente, ni tiene suficiente dinero, ni controla suficientes trabajadores. Siempre se puede extender la tierra un poco más; siempre se pueden contratar más trabajadores; sean más jóvenes o sean nuevas generaciones de sobrepoblación; siempre se pueden producir y vender más mercancías. Este impulso es la naturaleza del capital, y surge del valor de cambio de las mercancías.

Puedes continuar leyendo Marx (IV): El valor de uso y el dinero.

Citas

K-libro.sección.capítulo: Karl Marx. Das Kapital: Kritik der politischen Ökonomie.

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