Malditos inmigrantes

Malditos inmigrantes

Un antiguo profesor me recomendó la lectura de Freakonomics, un libro en el que se explica la importancia de saber interpretar las estadísticas correctamente, pues la mera opinión sobre datos crudos nos suele llevar a conclusiones equivocadas. Por ejemplo, los autores comentaban que, con los datos en la mano, donde hay más presencia policial, hay más delincuencia, de lo que cabe deducir que los policías producen los crímenes. Además de una barbaridad, esta conclusión es obviamente falsa, aunque también es lógica y directa. La realidad, que no se escapará al lector más torpe, es que allí donde hay más delincuencia se envían más refuerzos policiales para paliarla, dando unas estadísticas de causa y efecto contraintuitivas.

Lo mismo ocurre en nuestra vida cotidiana, especialmente en el actual clima de debilidad ideológica y manipulación informativa, donde todo se convierte en un arma arrojadiza con la que atacar al rival, da igual que sean sucesos, decisiones políticas o, incluso, sectores poblacionales completos. Especialmente sangrante me parece este último, donde los datos se utilizan para atacar a inmigrantes o grupos étnicos por cuestiones ideológicas.

De vez en cuando sale alguna estadística, siempre publicada por medios de comunicación de un color político determinado y silenciada por los contrarios, en los que se argumenta que los inmigrantes, o los africanos, o los árabes, o el grupo étnico de turno, delinquen más que los nacionales o los blancos. El porcentaje de presos inmigrantes en España es mayor que el porcentaje de población inmigrante del país, los conflictos armados entre grupos afroamericanos son más frecuentes que los análogos entre americanos blancos en EE.UU., la tasa de homicidios a manos de inmigrantes se dispara en determinados países (v.g. Bélgica)…

 

Todos los datos de este tuit son erróneos, véase este artículo

¿Delinquen más los inmigrantes? Y, si es así, ¿a qué se debe? Más aun, ¿qué implicaría? Pensar que los inmigrantes delinquen más porque tienen menos cultura o porque es su forma de entender la vida es una respuesta simple frente a unos datos estadísticos en crudo, además de falsa. En primer lugar, nadie delinque por placer ni por cultura, sino por necesidad, especialmente en un país como España, donde la mayoría de presos están en la cárcel por delitos de robo y el menudeo de drogas, actividades que tienen una clara motivación económica.

Los crímenes cometidos contra otra persona se deben en parte a enfermos mentales (que son un 25% de los presos) y a crímenes de terrorismo. En este último, según Instituciones penitenciarias la mayoría de presos pertenecen a organizaciones terroristas españolas, desde ETA hasta los GRAPO, y es bien conocido que muchos terroristas islámicos son nacionales.

 

Lo que estos datos nos muestran es que los inmigrantes no delinquen por ser inmigrantes, sino por estar en una situación desfavorecida. Las ideologías racistas, así como las políticas que dependen de ellas, son las que marginan y excluyen a determinados sectores poblacionales por cuestiones de nacionalidad, cultura o color de piel, creando el caldo de cultivo idóneo para la delincuencia. A esto suelen apuntar la mayoría de estudios que analizan la relación entre la delincuencia y la inmigración, pero tienen también en cuenta la situación social, laboral y económica de los delincuentes. 

«unemployment levels have a very strong effect on crime, thus rendering the ethnic composition of the community non-significant»

[«los niveles de desempleo tienen un fuerte efecto en el crimen, haciendo que la composición étnica de las comunidades no sea significativa»]

Ver artículo

¿Cómo se explica, si no, que en los países de los que provienen los inmigrantes que más delinquen en España tengan índices de criminalidad tan bajos como los países europeos? Según la UNODC (United Nations Office on Drugs and Crime), en Marruecos o en Rumanía, por ejemplo, el índice de homicidios intencionados es parecido al de Francia o Alemania (1.24 y 1.25 frente a 1.35 y 1.18 respectivamente), mientras que en Gibraltar este alcanza los 3.01 por cada 100.000 habitantes, Finlandia los 1.42, Bélgica los 1.95… ¿Cómo se explica que los países con mayores índices de criminalidad sean los más desfavorecidos (básicamente los países centroamericanos, sudamericanos y africanos)? ¿Cómo se justifican los «supuestos» índices de criminalidad de las minorías etnicas que llevan siglos asentadas en España, pero sin perder su cultura y sus raíces, como la población gitana? Los inmigrantes no delinquen por ser inmigrantes, sino por estar marginalizados.

Miren, a modo de ejemplo, los barrios con mayores índices de criminalidad de España. Muchos de ellos deben su situación a la marginalización territorial y urbanística, es decir, a la dificultad de llevar servicios públicos, incluyendo la policía, lo que atrae a quienes quieren hacer algo que deben ocultar de los maderos y aleja a quienes tienen un estatus socioeconómico que les permite vivir en otros barrios donde los servicios son mejores. Estos son los casos de Las tres mil viviendas de Sevilla, Lo Campano de Cartagena o El Príncipe, en Ceuta. Quienes hayan estado en este último saben que algunas de sus calles son tan estrechas y sinuosas que impiden la entrada de cualquier coche (también de las patrullas).

Imagen del corazón de El Príncipe, por El País

Hay que tener en cuenta que la mayoría de inmigrantes que llegan a España acaban abandonados a su suerte ante la falta de políticas de integración y ante la dificultad de encontrar un trabajo o incluso una casa que poder alquilar. Los MENAS (Menores no acompañados), por ejemplo, son abandonados a su suerte, en la calle, al cumplir los dieciocho años. La población negra, por su parte, tienen serias dificultades para alquilar una habitación, por la sencilla razón de que los nacionales prefieren a otros nacionales o, al menos, europeos o blancos. Esto hace que los colectivos marginalizados acaben en los peores barrios, alejados del centro y con altos índices de delincuencia, lo que acaba fomentando el tópico de que son los inmigrantes la causa de la criminalidad, cuando en verdad es la intolerancia la que produce la marginalización donde se gesta la delincuencia.

Es curiosa la falta de información que hay respecto a la relación entre la inmigración y la delincuencia (por ejemplo, en este informe del ministerio del interior se analiza la situación de la comunidad gitana, desde la inserción laboral hasta sus creencias, pero en ningún lugar se nombra su relación –o falta de relación– con la delincuencia). Desde determinados sectores se intenta evitar que se produzcan informes o noticias al respecto, temiendo que estos datos fomenten el racismo y las actitudes de intolerancia.

No les falta razón, pero, en mi opinión, hay que darle a la población tanto la información que refleja la realidad como la capacidad para interpretarla. Un estudio que vincule la delincuencia con la inmigración sólo será un acicate para la intolerancia para aquellos que ya sean intolerantes, mientras que los que creemos en la integración y en la convivencia nos preocuparemos por las causas que explican que los inmigrantes se vean en la necesidad de delinquir. Porque ni los inmigrantes ni los nacionales delinquen por ser tales, sino por pertenecer a sociedades marginalizadas (excepciones aparte).

Esto es preocupante porque, más allá de ocultar información que nos permita conocer la realidad, deja el tema a la disposición de los intereses ideológicos, más sometidos a la manipulación que a la búsqueda de la verdad. Desde los sectores tradicionales se intenta vincular la inmigración con la delincuencia y situarla como causa de los problemas en España, mientras que desde los sectores progresistas se intenta desmitificar esta relación y presentar la inmigración como una oportunidad para el país.

Mi postura es: ¿qué más da? Es decir, los inmigrantes, especialmente los llamados «ilegales», son personas que están huyendo de tragedias sociales como guerras y hambrunas, por lo que darles asilo en los países desarrollados (que son tal gracias a, en parte, los recursos extraídos tanto actual como históricamente de otros países) es una cuestión de responsabilidad. Y más allá, las demás cuestiones no tienen más interés que técnico e intelectual. Por ejemplo, en el caso de que los inmigrantes cometiesen más crímenes que los nacionales, tendríamos que tomárnoslo como una razón más para favorecer la integración y mejorar los servicios de las zonas más desfavorecidas. ¿No?

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