El infinito en lo pequeño

El infinito en lo pequeño

octubre 19, 2020 2 Por Alberto Buscató Vázquez

Filosofía de la Royal Society

          La Micrographia refleja a la perfección la mentalidad de Hooke y de la Royal Society, cuya filosofía era una clara crítica a la escolástica anterior y a la especulación metafísica: «la filosofía, por haber vagado lejos, en el mundo de las nociones invisibles, casi se ha destruido a sí misma» (M, prefacio). El hastío sobre esta vieja mentalidad y los nuevos descubrimientos científicos e innovaciones tecnológicas promovieron la defensa de la rigurosidad científica y la primacía de las observaciones, las cuales eran firmemente defendidas por este grupo de pensadores: «la naturaleza metafísica universal, cuyo lujo ha desviado a las inteligencias más delicadas, se eliminaría rápidamente para dar lugar a las historias sólidas, experimentos y trabajos» (M, prefacio).

          «Las reglas que VOSOTROS habéis prescrito a VOSOTROS mismos, en VUESTRO progreso filosófico parecen las mejores que nunca se han practicado. Y particularmente esa de evitar la Dogmática y la exposición de cualquier hipótesis que no haya sido suficientemente fundamentada y confirmada por experimentos» (M, A la Royal Society).

          Por eso la Royal Society busca introducir los sentidos en las ciencias, que durante siglos se habían desarrollado recurriendo únicamente a la razón: «los miembros de la asamblea, teniendo ante sus ojos tantos casos fatales de errores y falsedades, en los que gran parte de la humanidad ha caminado, porque se basaban únicamente en la fuerza de la razón humana, han empezado de nuevo a corregir mediante los sentidos todas las hipótesis» (M, prefacio). La ciencia, y especialmente la técnica y el desarrollo de instrumentos, corrige los errores del hombre: «debemos encontrar cuales de nuestros sentidos son deficientes y encontrar formas de repararlos» (M, prefacio). Y esto se representa a la perfección en este libro, donde se hace una alabanza al instrumento como método de potenciar los sentidos, igual que la lógica podría ser una forma de mejorar la razón. Una filosofía basada en la observación valoraría especialmente los utensilios que permitiesen mejorar nuestras capacidades:

          «Por la adición de estos instrumentos artificiales y métodos [… podríamos] rectificar las operaciones de los sentidos, la memoria, la razón […] aumentando su poder [… a través de] suplir sus debilidades con instrumentos y, por así decirlo, añadir estos órganos artificiales a los naturales, uno de los cuales ha producido en los últimos años un beneficio en todos los tipos de conocimientos útiles por la invención de lentes ópticas» (M, prefacio).

          Esta era una etapa en la que la ciencia todavía no era industrial, pero el conocimiento ya era independiente de la religión. La ciencia aparece como una fuente de conocimiento que nos permite describir y descubrir la naturaleza, pero también entenderla y, por lo tanto, disfrutarla: «La finalidad de todas estas investigaciones es dar placer a las mentes contemplativas, pero sobre todo, la facilidad y prontitud de las labores de las manos de los hombres» (M, prefacio). Así se conseguiría aumentar nuestro conocimiento sobre la naturaleza, así como su rigurosidad, lo cual es fuente de felicidad y gozo, incluso por encima de los dogmas cristianos: «igual que al principio la humanidad cayó el probar el árbol del conocimiento, nosotros, sus descendientes, debemos ser en parte restaurados de la misma manera, no únicamente observando y contemplando, sino probando también estos frutos del conocimiento natural, que nunca fueron prohibidos» (M, prefacio).

          Con el uso de lentes para ampliar los objetos, el mundo creció ante nuestros ojos. El telescopio nos permitió conocer la grandeza del universo, pero con la invención del microscopio, este se hizo infinitamente pequeño. Esto es lo que recoge Robert Hooke en Micrographia, donde se exponen las observaciones realizadas con el microscopio por primera vez, en la que se pueden encontrar «algunas de las últimas cosas visibles a la vista» (M, al rey).

          «Por estos medios los cielos se han abierto ante nosotros y un amplio número de nuevas estrellas y nuevos movimientos, así como nuevas producciones aparecen en ellos, sobre las cuales eran completamente extrañas para los antiguos astrónomos. Por esto la propia Tierra, que está tan cerca de nosotros, bajo nuestros pies, aparece como algo nuevo, y en cada pequeña partícula de materia ahora podemos observar casi una variedad de criaturas tan grande como la que antes podíamos enumerar en la totalidad del universo» (M, prefacio).

Microscopio de Hooke.

          Nótese que este microscopio aumentaba la luz sobre el espécimen con un globo de agua que reflejaba la luz del Sol o la de un papel aceitoso ardiendo. Eran otros tiempos. Pero los resultados eran bastante claros: la naturaleza es un artífice infinitamente superior al mejor artesano de la humanidad, ya se mantiene bella a todos los niveles, mientras que los artefactos humanos tienen cierta precisión en determinados niveles (a simple vista, por ejemplo), pero bajo el microscopio muestran sus infinitas imperfecciones: «cuanto más vemos de su forma, menos bella aparece; mientras que en los trabajos de la naturaleza, los descubrimientos más profundos muestran las más grandes excelencias» (M, observación 1).

Observaciones

          Las observaciones se pueden dividir en varios grupos, pues están expuestas en niveles de complejidad: «comenzaremos estas investigaciones con la observación de los cuerpos de naturaleza más simple, y gradualmente procederemos a aquellos más complejos» (M, observación 1). Empieza con objetos que se asemejan a puntos y líneas matemáticas (la punta de una aguja, el filo de una navaja…), para continuar con objetos inanimados como piedras o maderas petrificadas, y termina con los seres vivos (comenzando en estos últimos con trozos de cortezas de árboles y terminando con la espectacular imagen de un ácaro).

Artefactos y minerales

          Entre los elementos más sencillos están los artefactos humanos, comenzando con aquellos que simbolizan el punto o la línea, como la punta de una aguja o el filo de una navaja: «un punto físico, como el de la punta de una aguja […] pero visto a través de un muy buen microscopio, encontramos que el extremo superior de la aguja […] aparece ancho, bruto y muy irregular» (M, observación 1). Lo mismo ocurre con otros utensilios fabricados por el hombre, lo que da una nueva perspectiva de la capacidad de producción humana, y fuerza a la humildad frente a la las creaciones de la propia naturaleza. El detalle (igual que las grandes distancias) nos hace pequeños.

Punta de una aguja.

          Posteriormente observa algunos cristales y piedras en detalle, mostrando estructuras tanto completamente geométricas como enormemente irregulares. Pero esta obra no se limita a las meras descripciones de objetos, sino que observar los detalles más pequeños de la naturaleza le permite dar una explicación a determinados fenómenos, como las chispas: «observando el lugar donde varias de estas chispas se desvanecen, he encontrado ciertos puntos relucientes, negros y pequeños, los cuales al ser observados por el microscopio aparecen como glóbulos redondos» (M, observación 8).

Restos metálicos causantes de las chispas.

Vegetales

          En segundo lugar se analizan distintos tipos de vegetales, comenzando con los trozos de maderas y semillas, así como distintas estructuras de mohos. Es especialmente notable la descripción de la estructura microscópica de una ortiga [nettles], que permite explicar el porqué de su capacidad para irritar la piel con solo tocarla.

Detalles de una ortiga.

          Al observar el moho de cerca se ve que tiene formas similares a las setas: «muchos tipos de puntos de moho… no son más que muchos tipos de setas de pequeñas y variadas formas» (M, observación 20), lo que nos permite entender un poco más su naturaleza. Además, estos se forman fácilmente, mostrando claramente la concepción de la generación espontánea: «la figura y el método de generación en este caso concreto parece, después de investigar la formación, una figuración o cristalización de sales, que debe ser la más simple, sencilla y fácil» (M, observación 20).

Moho.

          Nótese la descripción de lo observado en las paredes de un trozo de madera, descrito como células o cavernas, primera vez que se usa esta palabra para designar a estos cuerpos microscópicos: «ciertos cuadrados, o particiones, que dividen la cavidad de la cubierta en multitud de células o cavernas muy proporcionadas y regulares» (M, observación 10).

«Células» en un trozo de madera.

Animales

          Sin embargo, las observaciones más espectaculares de Hooke son las de los insectos, comenzando por el aguijón de una abeja (Observ. XXXIV.), donde se puede observar perfectamente por qué se queda incrustado.

Aguijón de una abeja.

          También se descubre por qué los insectos tienen capacidad para agarrarse a cualquier superficie mínimamente rugosa: «por eso las moscas son capaces de andar por los lados de un cristal, perpendicularmente hacia arriba y mantenerse en esta postura tanto tiempo como quieran» (M, observación 37). Y se plasma la belleza de sus alas: «Las alas de todos los tipos de insectos son, en su mayor parte, objetos muy bellos que proporcionan un objeto de placer tanto a la mente para especular, como al ojo para contemplar» (M, observación 38), Así como sus ojos: «dibujé una representación de ellos, mostrada en el esquema 24, y las encontré tan simples y evidentes, como notables y placenteros» (M, observación 39).

Pie de una mosca.

          Y, por último, se muestran especímenes enteros, como una hormiga, distintos tipos de arañas, ácaros, mosquitos, una pulga o un piojo, los cuales no solo mostraban la belleza y complejidad de los detalles, sino unas formas nunca antes vistas en otros animales superiores: «son completamente diferentes en forma de cualquier cosa que yo nunca haya observado» (M, observación 48).

Cuerpos celestes

          Por último, Hooke proyecta el microscopio hacia el cielo para observar distintos astros, proponiendo que su titilación se debe a la propia atmósfera, no a una interfase entre distintas esferas: «la auténtica causa de estos fenómenos es la inflación o multiplex refracción de los rayos en el cuerpo de la atmósfera, y esto no proviene de una refracción causada por ninguna superficie final del aire superior, ni por ninguna superficie en el cuerpo de la atmósfera» (M, observación 58). Y recoge también cómo a través del telescopio se observan muchas más estrellas de las visibles a simple vista.

Dibujo de las Pléyades al telescopio, donde se observan más estrellas que a simple vista.

          Y, por último, se plantea la posibilidad de que la Luna tenga la misma naturaleza que la Tierra: «no es improbable, que la sustancia de la Luna sea muy similar a la de nuestra tierra, esto es, que consista en sustancia terrosa, arenosa o rocosa» (M, observación 60). Incluso podría estar gobernada por las mismas fuerzas: «hay en la Luna un principio de gravitación, como el de la Tierra […] para hacer esto probable, creo, no necesitaríamos un mejor argumento que su redondez o figura globular de la Luna en sí mismo» (M, observación 60). Además, en su superficie, bajo el telescopio, no se encuentran formaciones que desafíen una gravedad equivalente a la que habría en la Tierra: «no he podido observar nunca, entre todas las partes montañosas y prominentes de la Luna (de las cuales hay una gran variedad) ninguna que estuviera colocada en tal manera, que si hubiese un principio gravitatorio o atractivo en el cuerpo lunar lo haría caer» (M, observación 60).

          Hay, por lo tanto, indicios para pensar que la gravedad también se encuentra en la Luna: «es muy probable que la Luna tenga un principio de gravitación que le permita dilucidar las causas de la gravitación o atracción […] ya que esta no solo tiene una forma redondeada, sino que contiene y mantiene firmemente todas sus partes unidas, aunque muchas de ellas aparecen tan separadas como la arena en la Tierra» (M, observación 60). No obstante, esto no es (todavía) más que una opinión, una propuesta que necesitaría mayor estudio: «pero, confieso, que es solo una probabilidad, y no una demostración […] la cual habrá que esperar pacientemente» (M, observación 60). Y entre la audiencia estaba el joven Newton escuchando.

Citas:

M: Robert Hooke. Micrographia. Some Physiological Descriptions of Minute Bodies Made by Magnifying Glasses with Observations and Inquiries Thereupon.

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