Aristóteles (VIII) – El movimiento

Aristóteles (VIII) – El movimiento

       La forma de cada ser, por lo visto, es un cierto punto medio entre ambos extremos contrarios: un cierto tono gris entre el blanco y el negro, un cierto tamaño entre lo grande y lo pequeño, etcétera. Y en un sustrato se pueden dar modificaciones de esta manera: puede cambiar de color o crecer. Diremos que la forma actual en la que está un sustrato es su forma «actualizada», mientras que aquello que puede llegar a ser es la «potencia». Esta última es «el principio del cambio producido en otro, o en lo mismo, pero en tanto que otro» (Met. 1046a10), mientras que el acto es «la realización plena» (Met. 1047a30).

       Es entre estos dos extremos donde se puede dar el movimiento: «todo cambia de ser en potencia a ser en acto» (Met. 1069b15). Un hombre que no tenga cultura, no es culto (en acto), pero sí lo es en cierto sentido (en potencia) porque puede llegar a serlo. Esto no significa que al ser culto llegue a ser lo que ya era ni que pase a ser algo que no era (como si el ser culto surgiese de la nada del ser no culto), sino que la facultad de ser culto está en potencia en el hombre, y llegar a serlo es su una actualización. Así se puede explicar el movimiento, pero también por qué hay determinadas características que nunca podrán llegar a darse en determinadas sustancias (por ejemplo, ser culto en una planta o un animal irracional).

       El movimiento, por lo tanto, es «es la actualidad de lo potencial en cuanto a tal» (Fís. 201a10) o «el movimiento es la realización de lo potencial en tanto que potencial» (Met. 1065b30), ya que no se mueve la cosa en sí, sino en tanto que movible. Es decir, una estatua de bronce puede moverse en el espacio, no en tanto que «de bronce» ni por ser una «estatua», sino por ser un cuerpo, igual que puede cambiar su color, no por ser «un cuerpo» sin más, sino por ser de bronce, y sufrir una alteración que le afecte a su color característico.

       Todo movimiento tiene tres términos, a saber, un sustrato en el que se da dicha generación, una causa que lo produce y un fin hacia el cual se mueve desde un estado concreto [su forma, los contrarios]: «en todos los casos cambia algo, por la acción de algo, y hacia algo. Aquello por cuya acción cambia es lo primero que mueve. Lo que cambia es la materia. Aquello hacia lo cual cambia es la forma» (Met. 1069b35). Pero, ¿por qué se produce el movimiento? Es decir, ¿cuál es la causa del movimiento? Aristóteles recoge las causas que, inconsciente y asistemáticamente, han usado sus predecesores, dándoles un carácter sistémico, y las reduce a cuatro: material, formal, efectiva y final.

       «es causa aquel constitutivo interno de lo que algo está hecho […]; es la forma o el modelo, esto es, la definición de la esencia y sus géneros […] y las partes de la definición […]; es el principio primero de donde proviene el cambio o el reposo [… y] es el fin» (Fís. 194b25-35).

       En una estatua, por ejemplo, el bronce sería la causa material; la forma (si es un hombre o un caballo), la causa formal; el escultor, la efectiva; y el disfrute estético (su bien), la causa final. Por eso hay cuatro tipos distintos de movimientos en la naturaleza: «lo que cambia, siempre cambia o sustancialmente o cuantitativamente o cualitativamente o localmente» (Fís. 200b30). Es decir, el cambio es o bien una generación o destrucción, o bien un crecimiento o decrecimiento, o bien una alteración o bien un movimiento respecto al lugar. Nótese que solo cambian tres de las cualidades aristotélicas: la cualidad, la cantidad y el lugar («necesariamente hay tres clases de movimiento: el de cualidad, de cantidad y de lugar» (Met. 1068a5)).

       Además, para estudiar los movimientos hay que considerar los que son absolutamente uno, que son los que son uno en género (por ejemplo, el movimiento de lugar o el de cualidad, pero no ambos a la vez), en especie (por ejemplo, rectilíneo o circular) y continuo. Si no hacemos esto, tendremos una multiplicidad de movimientos y solo podríamos estudiarlos al dividirlos en sus componentes básicos: «un movimiento es uno cuando es uniforme […] pues lo que no es uniforme es divisible» (Fís. 228b15).

La próxima semana veremos el tiempo y el espacio en Aristóteles.

Citas

  • Ediciones de Biblioteca Clásica Gredos de las siguientes obras aristotélicas:
    • Met.: Metafísica
    • Fís.: Física
    • GC: Sobre la generación y la corrupción
    • ME: Meteorológicos
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