Aristóteles (XIV) – El estudio de los seres vivos

Aristóteles (XIV) – El estudio de los seres vivos

octubre 16, 2021 1 Por Alberto Buscató Vázquez

       La filosofía es una actividad especulativa, no solo en la Academia platónica, sino en Grecia en general. Como tal, se pregunta por los primeros principios de la realidad, por la justicia política y el bien moral, por los elementos que constituían la realidad y las causas que regían los movimientos celestes, por la retórica y la virtud, por el orden y la armonía… Pero no por los individuos particulares. Los animales y sus órganos no tenían cabida en la filosofía. Como mucho la medicina se encargaba de conocer cómo curar una enfermedad o paliar un síntoma, pero no había lugar en la Academia para debatir sobre los peces o los insectos.

       Para Platón, la naturaleza era una realidad inferior, sin belleza ni importancia, un fenómeno aparente e inestable frente al conocimiento divino, incluso una realidad sucia e indigna, por lo que orientaba la totalidad de la estructura de la realidad al absoluto, y «él se refiere a lo falso y llama a tal naturaleza “lo que no es”» (Met. 1089a20). Cuando Aristóteles recoge el interés de Pitágoras y Anaxágoras (y podríamos añadir a Platón) por la naturaleza, esto parece implicar únicamente la astronomía: «Interrogado Pitágoras sobre esto, respondió que el fin de la vida humana es “contemplar el cielo”» (Pro. 11). De hecho, sobre la forma de proceder en los estudios biológicos, aclara que «por ahora no hay nada fijado sobre este tema» (PA 639b).

       Pero este no era el caso en Aristóteles. La observación de la naturaleza quizás constituyera una constante en su vida, pues desde el periodo académico se describen determinadas observaciones naturales, como escribe en el Protréptico. No obstante, el viaje a Aso y a Mitilene, pudo facilitar sus observaciones sobre la naturaleza y, así, fomentar la apreciación de la belleza. Así, Aristóteles defiende que «existe más finalidad y belleza en las obras de la naturaleza que en las de la técnica» (PA 639b20ff), hasta el punto de ser su apreciación la marca de los auténticos filósofos: «incluso en los seres sin atractivo para los sentidos, a lo largo de la investigación científica, la naturaleza que los ha creado ofrece placeres extraordinarios a quienes son capaces de conocer las causas y sean filósofos natos» (PA 645a5). Es más, a los seres humanos, especialmente a aquellos que se dedican a estudiar la realidad, debería importarles la biología, por ser su propia constitución: «si alguien considera que el estudio de los otros animales es despreciable, es preciso que piense también del mismo modo sobre el estudio de sí mismo, pues no es posible ver sin mucho desagrado de qué está constituido el género humano: sangre, carne, huesos, venas y partes semejantes» (PA 645a30).

       Esto nos lleva a la conclusión de que «sería, pues, ilógico y absurdo que, si nos alegramos contemplando sus imágenes porque consideramos el arte que las ha creado, sea pintura o escultura, no amásemos aún más la observación de los propios seres tal como están constituidos por naturaleza» (PA 645a10), por lo que «es necesario no rechazar puerilmente el estudio de los seres más humildes, pues en todas las obras de la naturaleza existe algo maravilloso» (PA 645a15).

       Y el primer acercamiento a los seres vivos es la descripción de su esencia, es decir, de su principio vital.

Puedes continuar leyendo Aristóteles (XV) – La nueva metafísica (I).

Citas

  • Ediciones de Biblioteca Clásica Gredos de las siguientes obras aristotélicas:
    • Met: Metafísica
    • PA: Sobre las partes de los animales
    • Fragmentos
      • Pro.: Protréptico
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