Artículos y textos

septiembre 10, 2021 1 Por Alberto Buscató Vázquez

Aristóteles (IX) – Tiempo y espacio

El movimiento local se da siempre en un espacio y tiempo, por lo que «El físico tiene que estudiar el lugar» y el tiempo. El lugar es algo real y separado de los cuerpos, lo que demuestra «la sustitución de un cuerpo por otro», es decir, dado que dos cuerpos distintos pueden ocupar el mismo lugar, este no es una propiedad de los cuerpos ni es simplemente una apariencia producida por la presencia o ausencia de estos, sino algo en sí mismo. En segundo lugar, hay que estudiar qué es el tiempo. Esta es una noción «oscura y difícil de captar», ya que tampoco se percibe directamente, pero se puede advertir de manera mediada, es decir, por el movimiento se da en él: «Percibimos el tiempo junto con el movimiento». Por lo tanto, se puede medir, aunque también indirectamente, pues no se mide el tiempo en sí, sino el movimiento: lo que tarda un objeto en recorrer una determinada cantidad de espacio. De hecho, «el tiempo es continuo por ser continuo el movimiento».

septiembre 4, 2021 0 Por Alberto Buscató Vázquez

El sistema de la naturaleza (II)

El segundo reino en la naturaleza es el de los vegetales, que «es vida compuesta, pero sin movimiento voluntario». Estas se pueden dividir en varias familias: las palmeras que son «las princesas, propias del océano índico […] de una notable excelencia, con un tronco visiblemente invariable, simplísimo y perenne, coronado por una frondosa corona siempre viviente»; las gramíneas, que son «el pueblo llano, campestre […] plantas rústicas, muy comunes, simples y vivaces, cuyos constituyentes son fuertes y robustos […] y se multiplican en gran medida»; las flores, que serían las «patricias, élites prominentes, orgullosas con sus luminosas vestimentas festivas»; hierbas, «nobles de las praderas, anodinas y polimorfas»; los árboles, «próceres selváticos, de orden noble y tronco perenne, a cuyos pies crecen los siervos que se nutren desfavorablemente de él»; los helechos, de «miembros externos, acechantes, que crecen a las espaldas»; musgos, son «siervos, esponjosos, tupidos al imbricarse, con capacidad de revivir de restos anteriores, agresivos, omnipresentes y numerosísimos»; las algas, «nativas, nacidas en el agua, sucios, renovables, abstinentes»; los hongos, «nómadas, otoñales, bárbaros, desnudos, pútridos, ladrones y voraces».

agosto 21, 2021 1 Por Alberto Buscató Vázquez

Aristóteles (VIII) – El movimiento

«Todo movimiento tiene tres términos, a saber, un sustrato en el que se da dicha generación, una causa que lo produce y un fin hacia el cual se mueve desde un estado concreto [su forma, los contrarios]: «en todos los casos cambia algo, por la acción de algo, y hacia algo. Aquello por cuya acción cambia es lo primero que mueve. Lo que cambia es la materia. Aquello hacia lo cual cambia es la forma». Pero, ¿por qué se produce el movimiento? Es decir, ¿cuál es la causa del movimiento? Aristóteles recoge las causas que, inconsciente y asistemáticamente, han usado sus predecesores, dándoles un carácter sistémico, y las reduce a cuatro: material, formal, efectiva y final».

agosto 14, 2021 4 Por Alberto Buscató Vázquez

Aristóteles (VII) – Principios físicos

«Tras establecer los fundamentos de la lógica, Aristóteles aplica este método a la física. Filósofos anteriores habían reflexionado sobre cuál era el primer principio material de la naturaleza, si el agua o el fuego, el aliento primitivo o el número… Pero no había una clara discusión sobre el movimiento (al menos de manera cualitativa). De hecho, había una tradición de negarlo. Parménides defendía que el mundo era uno (pues el ser es absoluto, ya que todo lo que no engloba es «no ser», por lo tanto no es), donde el movimiento no se podía dar: moverse del ser al ser no sería moverse; del no ser al ser, no sería posible; y del ser al no ser no sería: «lo generado tendría que llegar a ser o del ser o del no-ser, pero ambas alternativas son imposibles; porque de lo que es no puede llegar a ser, puesto que ya es, y de lo que no es nada puede llegar a ser, puesto que tendría que haber algo subyacente. Y así, extremando las consecuencias inmediatas, llegaron a afirmar que no existe la multiplicidad, sino solo el Ser mismo». Incluso su discípulo Zenón había planteado varias paradojas del movimiento con la intención de negarlo».

agosto 6, 2021 1 Por Alberto Buscató Vázquez

Aristóteles (VI) – El conocimiento científico

«No toda conclusión puede provenir de unas premisas anteriores, por lo que debe haber unos principios indemostrables por definición: «es necesario también que la ciencia demostrativa se base en cosas verdaderas, primeras, inmediatas, más conocidas, anteriores y causales respecto de la conclusión». De hecho, el conocimiento de estos constituye la más alta sabiduría: «Es, en efecto, ignorancia el desconocer de qué cosas es preciso y de qué cosas no es preciso buscar una demostración. Y es que, en suma, es imposible que haya demostración de todas las cosas», por lo que «el principio de la razón no es la razón sino algo superior». De ahí la utilización de la palabra «principio», que implica su indemostrabilidad: «Llamo principios, en cada género, a aquellos que no cabe demostrar que son […] los principios es necesario darlos por supuestos, y las demás cosas, demostrarlas», por eso son inmediatos, pues no pueden deribarse (no están mediados) a partir de premisas anteriores (por eso son, literalmente, «principios»): «El principio es una proposición inmediata de la demostración, y es inmediata aquella respecto a la que no hay otra anterior […] no es posible demostrar»».

julio 30, 2021 2 Por Alberto Buscató Vázquez

Aristóteles (V) – Las tres figuras

«En base a estos enunciados pueden formarse «argumentos», que son discursos con los que se trata una cuestión a través del razonamiento, que se dan cuando hay una necesidad en la concatenación de diversos enunciados y sus términos: «sentadas ciertas cosas, se sigue necesariamente algo distinto de lo ya establecido». Esto constituye, por lo tanto, la base de la «ciencia demostrativa», ya que es la base para deducir conocimientos a partir de premisas conocidas y, por lo tanto, del pensamiento científico, es decir, del conocimiento cierto por causas».

julio 24, 2021 2 Por Alberto Buscató Vázquez

Aristóteles (IV) – Dialéctica y lógica

«Con estos elementos podemos analizar los tópicos de la dialéctica, es decir las formas básicas en las que se desarrolla esta práctica, cuya tarea consiste en «encontrar una capacidad de razonar acerca de aquello que se nos planteara entre las cosa que se dan como plausibles». Es, por lo tanto, un ejercicio y una forma de traer algo de luz a las cosas que no son completamente ciertas, pero tampoco evidentemente falsas, sino planteables y debatibles, útiles para ejercitarse en el pensamiento y la argumentación: «tales argumentos se dan por mor de ejercitación y ensayo, y no de enseñanza». La lógica, por otro lado, trata de los argumentos necesarios».

julio 16, 2021 1 Por Alberto Buscató Vázquez

Aristóteles (III): El organon – Términos

«Aristóteles ha estado veinte años discutiendo y asistiendo a discusiones de los mayores filósofos del momento, que desde toda Grecia se dirigían hacia la academia platónica para conocer y debatir las teorías del maestro. Aquí observaría que hay una serie de formas comunes a la hora de ejercitar la dialéctica, es decir, en los debates habituales de estos pensadores, sean estas correctas, falsas o incluso malintencionadas. Sin embargo, la dialéctica en la academia se aprendía haciéndola o viendo como los sabios la ejercían, ya que esta era un ejercicio cuyo fin era orientar al estudiante hacia el bien a través de la práctica del debate intelectual, por lo que no tenía un tratamiento de ciencia en sí misma. Al fin y al cabo, para Platón la filosofía era una práctica personal, que cada uno tenía que realizar. Aristóteles recoge toda esta experiencia y la ordena, dando lugar a una ciencia del pensamiento, a la primera (y única) lógica occidental: «no es que una parte estuviera previamente elaborada y otra no, sino que no había nada en absoluto» (RS 183b35)».

junio 25, 2021 0 Por Alberto Buscató Vázquez

La mentira de Yudistira

«La gran epopeya India, el Mahabharata, es la historia de una guerra entre hermanos. O, mejor dicho, representa simbólicamente la historia del hombre [no tanto del ser humano en general], y cómo la guerra pervierte incluso a la persona más honesta. Durante gran parte de esta historia, incluso cuando los protagonistas tienen que vivir en el exilio y sufrir las injusticias del destino, sus comportamientos se dan acorde con el dharma o, podríamos decir, la virtud y la ley divina. Especialmente en el caso de Yudistira, el mayor de los hermanos, pues este consigue mantenerse siempre virtuoso en los momentos más complicados, incluso cuando sus seres queridos dudan de él. Pero la guerra lo cambia todo».

mayo 23, 2021 2 Por Alberto Buscató Vázquez

Marx (XII): Crisis del capital

«Entonces, el resultado que tenemos después de cada crisis es un proletariado empobrecido, una serie de capitalistas pequeños y «trabajadores independientes» cuyos negocios quiebran, y unos grandes capitalistas cuyos que no solo sobreviven, sino que se benefician de esta situación, al disponer de mano de obra más barata y al apropiarse del mercado que antes ocupaban los pequeños capitalistas y trabajadores independientes. Así, el capital consigue su objetivo principal: concentrarse y expandirse. O, mejor dicho, continúa desarrollándo su dinámica interna. La crisis, por lo tanto, se produce en el seno del sistema de producción capitalista, pero no es una crisis de dicho sistema. No es el capital el que está en peligro, pues este sigue concentrándose en cada vez menos manos (que es la esencia de su funcionamiento), sino la sociedad en la que se desarrolla este sistema».