Antiguos raperos y trovadores modernos (II)

Antiguos raperos y trovadores modernos (II)

septiembre 9, 2024 1 Por Alberto Buscató Vázquez






Antiguos raperos y trovadores modernos (II)


Antiguos raperos y trovadores modernos (II)

Del sirventés al rap conciencia

A diferencia del rap, la temática principal de la poesía provenzal es el amor, cuya composición es denominada «cansó». No obstante, también eran muy populares el sirventés, que tiene un marcado carácter político-moral (es lo que llamaríamos actualmente rap conciencia), o el vers, que engloba tanto un «contenido sensual y descarado» (como el dirty south) como uno «reflexivo» (una suerte de rap conceptual, académico o edutainment de KRS-One).

La similitud entre los raperos y trovadores se observa en el rap conciencia y el sirventés, pues en ambos «la ira, la represión, el ataque virulento, la polémica literaria y el discurso moralizador encuentran su medio de expresión» (Los trovadores, 1975: punto 42 [los números entre paréntesis a partir de ahora hacen referencia a esta obra]). En ellos se suele denunciar alguna guerra, la censura y la represión, así como la maldad humana o la corrupción en general. Entre estos encontramos el sirventés moral, que «reprende malas costumbres», como es el caso de Marcabrú (¿Horus?); el personal, en el cual «el ataque, la sátira y el sarcasmo [son] dirigidos a personas que son odiadas por el trovador», como en Guillem de Berguedá (¿C. Terrible?); o el político, donde «el trovador se hace vocero de un país, de un gran señor o de una postura política y la defiende», que es el caso de Bertran de Born (¿Chikos del Maíz?).

También el caso del planh o «lamento fúnebre», que nos recordará a Ninfa, de Jona o a casi cualquier tema de Jaro y Sin H. Riquer recoge que en este caso es común que las lamentaciones vayan «acompañadas de la enumeración de virtudes» (48). Hay lugar para una poesía provenzal humorística como la «divertida y desconcertante discusión entre marido y mujer que presenta Guilhem Rainol d’At» (87), como ocurre con casi cualquier canción de Bejo. También había realidades que extrañarán al oyente de rap de la Europa del siglo XXI, como la pastorela, que consiste en el «encuentro, en pleno campo, entre un caballero […] y una pastora» o el alba, donde los amantes se quejan de tener que separarse tras pasar una noche juntos (lo que en nuestra época quizás se resumiría en un «te llamo luego»). Al cambiar las épocas, cambian algunas historias.

También había una división entre la trobar leu, o ligera, como la de Jaufré Rudel, y la trobar clus, o hermética y compleja (62). Los anglosajones lo llaman talkin’ shit y talkin’ smart. ¿Podría esta diferencia asemejarse a la disyuntiva entre rap y trap? ¿Y entre rap conciencia y rap cómico? El caso es que el trobar clus se puede dividir en el trobar clus propiamente dicho, de Marcabrú, que busca ser enigmática y recargada de conceptos y dificultades o sutilezas, y el trobar ric, que si es compleja lo es por la búsqueda de la belleza poética, como la de Arnaut Daniel. El siguiente pasaje, si no sabemos quién lo ha escrito y a qué se refiere, podríamos pensar que hace referencia a Lechowski:

«Se preocupa sustancialmente de la belleza de la forma, de la sonoridad de la palabra, de la sugestión del sonido, de la selección de un vocabulario, apartado no tan sólo del lenguaje del vulgo, sino también del corriente; emplea rimas de difícil hallazgo, retumbancia en la dicción, afiligranamiento en el modo de expresarse» (62).

Improvisación y diss

También eran habituales los debates poéticos improvisados, que a día de hoy llamaríamos batallas de freestyle. «En los más cultos y refinados ambientes literarios siempre han existido poetas capaces de componer improvisando» (7), desde Ovidio a Lope de Vega, y en la lírica provenzal no iba a ser menos: «un buen trovador ha de ser capaz de repentizar versos» (56). Había varias formas de realizar estas competiciones, por ejemplo:

«La cobla [debate poético breve entre dos contendientes] muchas veces se improvisaba, como se improvisan los cantos a desafío aún vivos en la poesía popular» (56). En estas, el que comenzaba tenía «la gran ventaja de imponer un estrofismo, unas rimas y una melodía a su adversario, que se ve obligado a seguirlo» (56).

En cualquier caso, siempre estaba presente lo que ahora conocemos como ego trip, llamado gap por aquel entonces (es decir, «jactancia» o «fanfarronada»), donde el autor «se envanece de ser capaz de realizar acciones o hazañas inverosímiles o imposibles» (46). Por no hablar de los diss tracks (no se llamaban así, evidentemente), como el de Peire d’Alvernha, que ataca a más de diez trovadores, llamándoles amargados, fracasados u «obre seco al sol».

Cantarai d’aquestz trobadors
que canton de maintas colors
e·l pieier cuida dir mout gen;
mas a cantar lor er aillors
q’entrametre·n ve icen pastors
c’us non sap qe·s mont’o·s dissen.

Cantaré de estos trovadores
que cantan en diversos estilos
y el peor cree expresarse muy bien;
pero tendría que cantar en otro sitio,
porque veo que entre ellos se mezclan cien pastores,
ninguno de los cuales sabe si sube o si baja.1

O Alegret, cuando dice:

Aquill son dinz e defor sec,
escas de fag e larc de ven,
e pagan home de nien,
ques aitals es lur costuma;
ez enujos, volpilz e recre,
e·l mal saber e·l mieu traic.
Quant que·l so blan e·n traça,
el sap qu’ home l’ha de re.
L’aital obres q’es retrach
mal mi fa solament e gran.
E·l es tan mal potor,
que·l tal par son gran plai.
De mi n’az ben seguretat,
que si belh fa man afran,
e·l lohn mal e·l be denar,
o ja l’ain proempraut e·s franç
»

Aquellos son diez y de fuera seco,
escasos de fag y largos de ven,
y pagan por hombre de nada,
que así es su costumbre;
y los enojos, las rabias y la recriminación,
y el mal saber y el peor traición.
Cuando él lo sabe y lo hace,
sabe que el hombre ha de retroceder.
Aquel que obra así es tan malo,
que así se muestra en su gran placer.
De mí tienes una buena seguridad,
que si es bello lo hace de buena gana,
y el mal lo envidio y el bien lo envidio,
o ya lo ama y lo expresa y lo aplaude

Diss tracks y evolución

Todos conocemos la existencia de diss tracks y beefs entre los raperos modernos, que han ido desde el ámbito más comercial hasta el más violento, pasando por su aspecto cómico y de entretenimiento. Eso sí, los insultos, el vacile y la tiraera también evoluciona, adquiriendo una estética del siglo XXI:

All my niggas in the sky with my bitches in the hell,
si no quieren competir es porque no tienen nivel.
Esto es para ti, para él, para ese, también aquel.
Odiame, si no, quiéreme. Si tienes huevos, pues ¡párame!3

Conclusión

En definitiva, los trovadores eran escritores de la más diversa condición unidos por una técnica de expresión artística y una serie de valores compartidos, entre los cuales está la autenticidad, la pureza y el respeto al propio arte, así como por una competición entre unos y otros para demostrar quién era el mejor artísticamente. Todo esto, más que una función de entretenimiento, tenía un fuerte carácter subversivo y contestatario, buscaba narrar la situación que vivían los trovadores y sus entornos, muchos de ellos provenientes de clases populares (del llamado pueblo llano o tercer estamento), así como denunciar los abusos de poder.

También hay diferencias entre ambos movimientos. Si el tema principal de los trovadores era el amor, este apenas aparece en el rap (quizás debido a la saturación del tema producida por otras formas de música y lírica popular). Tampoco encontramos géneros como la pastorela, quizás por la ausencia de pastoras y príncipes azules a caballo del Bronx de los setenta, las melodías no se basaban en el break-beat, etcétera. No obstante, es mayor lo que une a estos dos movimientos que lo que les separa.

El estudio de una y otra cultura nos permite entender las poblaciones de las que surgen y la cultura que representan. Y, como tal, el estudio del rap como un movimiento lírico es fundamental para entender a gran parte de las generaciones de los últimos cincuenta años.

  • 1 Peire d’Alvernha. Cantarai d’aquestz trobadors.
  • 2 Alegret. Ara pareisson ll’aubre sec.
  • 3 C. Terrible. No hay beef. 2017.
  • Martín de Rique. Los trovadores. 1975.


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