Etiqueta: órbita

noviembre 6, 2020 3 Por Alberto Buscató Vázquez

Isaac Newton (II): La gravedad universal

Al calcular el valor de esa fuerza para la Luna respecto a la Tierra, obtuvo que esta recorrería 15 1⁄12 pies parisinos en un minuto y «con esa fuerza descienden de hecho los graves en la Tierra» (P, libro III: proposición IV). Y voilá. […] Esto implica que la fuerza que mantiene al universo cohesionado no es, por lo tanto, la naturaleza del éter ni el movimiento propio de los cuerpos celestes ni una mente cósmica, sino la fuerza de la gravedad, es decir, la que se usaba para hacer referencia a la caída de los cuerpos (los graves) en la superficie terrestre: «ambas fuerzas, estas de los cuerpos graves y aquellas de las lunas, [tienden] al centro de la Tierra y [son] semejantes entre ellas [… por lo que] tendrán la misma causa» (P, libro III: proposición IV). De hecho, esta fuerza había sido llamada centrípeta durante todo el libro (es decir, la que haría que los planetas se dirijan hacia el centro de otros cuerpos celestes), pero ahora se ha descubierto que esta fuerza es la de la gravedad, que explica tanto la caída de los objetos sobre la superficie terrestre como el movimiento de los cuerpos celestes en el espacio. Nace un nuevo sistema del mundo.

septiembre 11, 2020 0 Por Alberto Buscató Vázquez

Sistema del mundo II: El giro copernicano

A partir de la segunda mitad del siglo XVI se precipita la aparición de toda una plétora de pensadores y astrónomos que en menos de un siglo cambiarán radicalmente nuestra forma de comprender el cosmos, hacia un paradigma basado en la sencillez y la elegancia que permite describir un universo relativamente ordenado con cierta facilidad. Este nuevo «sistema del mundo» está basado tanto en observaciones y datos como en principios filosóficos y creencias puramente ideológicas. De hecho, esta revolución comienza con el planteamiento de un nuevo sistema por parte de Copérnico, motivado por cuestiones en gran parte subjetivas (tales como la tranquilidad mental que produce); al poco tiempo Tycho Brahe realiza algunas observaciones a simple vista que dan indicios de veracidad a dicho sistema (aparece algo nuevo en el cielo); lo cual se ve potenciado a las pocas décadas, con la invención del telescopio por Galileo; y en medio siglo se desarrollan teorías científicas que no solo fundamentan este sistema, sino que permiten aplicarlo a la totalidad del cosmos, de la mano de Kepler y Newton.

junio 23, 2019 1 Por Alberto Buscató Vázquez

El Sol no es el centro de nada

Las teorías científicas constituyen la forma que tenemos de entender el mundo y, en ocasiones, son relativas a nuestros intereses o a nuestra capacidad para entenderlas. Prueba de ello es la disputa respecto al heliocentrismo y geocentrismo, es decir, la discusión sobre qué está en el centro de qué. Las respuestas que se dan al respecto nos permiten entender los sesgos científicos y culturales de los que somos presos y reflexionar sobre ellos nos hace ver hasta qué punto son ciertas determinadas teorías.

En cualquier libro de texto moderno se encontrará el Sol en el centro de un sistema que por ello lleva su nombre, alrededor del cual giran todos los planetas con órbitas elípticas. Los geocentristas, sin embargo, defendían que la Tierra estaba en el centro del sistema y que todo giraba a su alrededor. ¿Se equivocaban realmente?