Etiqueta: astronomía

diciembre 27, 2020 1 Por Alberto Buscató Vázquez

El descubrimiento de la luz (II): velocidad

Independientemente de la precisión de este resultado, mostró que la velocidad de la luz no era infinita, y fomentó la investigación de la luz a distintos niveles, incluyendo la influencia del medio en el que la luz se debía mover, sobre dicho movimiento. Pero el resultado fue negativo. No se percibía ninguna interacción, como si la luz se moviese al margen del éter luminoso. Más tarde De Sitter muestra en base a la observación de sistemas dobles espectroscópicos de estrellas, que la velocidad de propagación de la luz no dependía de la velocidad del cuerpo que la emitía y las teorías de Lorentz sobre el electromagnetismo y la óptica muestra que la velocidad de la luz en el vacío siempre es la misma, independientemente del sistema de referencia. Estos fenómenos no quedarían explicados hasta la teoría de la relatividad de Einstein y, por lo tanto, la justifican.

diciembre 13, 2020 0 Por Alberto Buscató Vázquez

Sistema del mundo s. XX (III): próximos destinos

Si había grandes superficies de agua bajo la superficie, el sueño de construir una ciudad en la Luna volvía a ser factible. Surge el proyecto Artemisa, que planea enviar de nuevo a seres humanos (incluyendo a la primera mujer) a nuestro satélite. Y, en esta ocasión, para quedarse. Además del encanto y del hito histórico del proyecto, también tiene una importancia práctica, pues la Luna sería el lugar ideal para la próxima colonización espacial: Marte.

noviembre 27, 2020 2 Por Alberto Buscató Vázquez

Sistema del mundo s. XX (II): El espacio profundo

«Las imágenes de más trascendencia del Hubble son las del espacio profundo, es decir, las de objetos muy distantes. Y las más espectaculares de estas son las de las nebulosas (inmensas nubes de polvo, de miles de años luz de diámetro, en cuyo interior se forman constantemente estrellas), así como las de supernovas (explosiones de estrellas), apodadas con nombres como «Los pilares de la creación», «La mariposa» o «La montaña mística». No obstante, también nos ha permitido descubrir exoplanetas, otras galaxias, estrellas en formación, la edad del universo… Rentable, el aparatito…».

noviembre 20, 2020 2 Por Alberto Buscató Vázquez

Sistema del mundo s. XX (I): Telescopio espacial

A principios del siglo XX, los telescopios terrestres se habían mejorado enormemente, hasta el punto de alcanzar el límite que la atmósfera impone. La conclusión era clara: necesitábamos un observatorio espacial. Y este requeriría, como mínimo un espectrómetro, aunque sería mejor que tuviese, al menos, un telescopio de diez pulgadas o, soñando a lo grande, uno de 200 o 600 pulgadas (entre cinco y diez metros), con el cual «un objeto en marte de una milla de radio [1,6 kilómetros] podría ser grabado claramente en oposición, mientras que en la luna un objeto de cincuenta pies [poco más de quince metros] podría ser detectado con radiación visible» (Spitzer, 1946). Surge así el proyecto del Hubble Space Telescope.

noviembre 6, 2020 3 Por Alberto Buscató Vázquez

Isaac Newton (II): La gravedad universal

Al calcular el valor de esa fuerza para la Luna respecto a la Tierra, obtuvo que esta recorrería 15 1⁄12 pies parisinos en un minuto y «con esa fuerza descienden de hecho los graves en la Tierra» (P, libro III: proposición IV). Y voilá. […] Esto implica que la fuerza que mantiene al universo cohesionado no es, por lo tanto, la naturaleza del éter ni el movimiento propio de los cuerpos celestes ni una mente cósmica, sino la fuerza de la gravedad, es decir, la que se usaba para hacer referencia a la caída de los cuerpos (los graves) en la superficie terrestre: «ambas fuerzas, estas de los cuerpos graves y aquellas de las lunas, [tienden] al centro de la Tierra y [son] semejantes entre ellas [… por lo que] tendrán la misma causa» (P, libro III: proposición IV). De hecho, esta fuerza había sido llamada centrípeta durante todo el libro (es decir, la que haría que los planetas se dirijan hacia el centro de otros cuerpos celestes), pero ahora se ha descubierto que esta fuerza es la de la gravedad, que explica tanto la caída de los objetos sobre la superficie terrestre como el movimiento de los cuerpos celestes en el espacio. Nace un nuevo sistema del mundo.

octubre 31, 2020 4 Por Alberto Buscató Vázquez

Isaac Newton (I): Las leyes del movimiento

En su obra principal, Principios matemáticos de la filosofía natural (Philosophiæ naturalis principia mathematica), Newton explica los fundamentos de la mecánica, una ciencia capaz de estudiar los movimientos de los cuerpos de forma precisa y concreta, gracias al desarrollo del cálculo diferencial, unificando así los movimientos planetarios y los terrestres y creando, por lo tanto, un sistema del mundo en base a la teoría de la gravedad. Además de explicar toda una serie de fenómenos desconocidos por el momento (como las mareas o, parcialmente, la precesión de la Luna), ejemplifica una nueva forma de hacer ciencia, ya que en este texto se encuentran tanto los fundamentos de gran parte de la física y la ciencia en general, como las concepciones filosóficas y religiosas particulares del autor.

octubre 26, 2020 1 Por Alberto Buscató Vázquez

La nueva armonía

Estas leyes son tanto un desafío como una confirmación de que el universo es armónico. El desafío consiste en que Kepler plantea que las órbitas de los planetas son elípticas, mientras que la esfera y la circunferencia se consideran las figuras más perfectas y, por lo tanto, propias de las órbitas celestes. No obstante, son una confirmación de esta armonía porque plantean proporciones y relaciones entre distintas características (como el periodo orbital y la distancia a sus focos) universales y aplicables para todos los planetas.

octubre 9, 2020 1 Por Alberto Buscató Vázquez

La nueva estrella

La aparición de esta estrella y su documentación por un pensador europeo marca simbólicamente un punto importante en la historia de la humanidad, que durante varios siglos anteriores había sido desarrollada por el mundo árabe. Tycho Brahe no sabría que este siglo vería nacer a Cervantes, a Galileo, a Rubens, a Descartes; así como la muerte de Miguel Ángel, Lutero o Maquiavelo; vería el fin del Renacimiento y el inicio de la Revolución científica, la construcción del Monasterio del Escorial y la celebración del Concilio de Trento, el inicio de los grandes (y colonizadores) imperios europeos… Esa nueva estrella que aparecía en el cielo marcaba, quizás, el florecimiento de una de las culturas más ricas de la historia de la humanidad que se desarrollaría durante los próximos siglos dando lugar a personalidades como Newton, Hegel, Darwin, Chejov, Chopin, Picasso, Einstein… una civilización que colonizaría otros planetas y que escudriñaría el espacio para entender (y ver en detalle) lo que Tycho Brahe observó en su momento.

octubre 2, 2020 1 Por Alberto Buscató Vázquez

Galileo (II): los movimientos terrestres

Además de las observaciones de las irregularidades del cosmos, Galileo era un firme defensor de los movimientos terrestres, tanto del diurno como del anual, lo cual fue la principal razón por la que le prohibieron pronunciarse sobre este tema (y por la que escribió sus últimas obras en forma de diálogo). La defensa de estos movimientos es la mejor apología de una ciencia elegante a la par que objetiva, pues no está prácticamente basada en observaciones (excepción sea hecha respecto a las fases de Venus), sino en razonamientos y en la creencia en un sistema simple y armónico. De hecho, gran parte de una de sus mayores obras, Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo, sobre la cual Einstein decía que era «fundamento para cualquiera que esté interesado en la historia del espíritu de occidente y por su influencia en el desarrollo económico y político» (AE), está orientada a refutar los argumentos que se oponen al sistema copernicano, y es en gran medida teórica y con una gran carga subjetiva.

septiembre 26, 2020 9 Por Alberto Buscató Vázquez

Galileo (I): Las irregularidades del cosmos

Desde los orígenes de la humanidad, el cielo se ha observado a simple vista, descubriendo el movimiento de algunos planetas y de las estrellas, por no hablar del de la Luna o el Sol, definiendo constelaciones en la bóveda celeste… y creando una cosmología en base a estas observaciones en las que los astros parecen perfectos e incorruptibles, divinidades que surcan los cielos en órbitas absolutamente regulares. El propio Galileo estudió así el cielo durante muchos años, anotando el movimiento de los astros y estudiando los textos científicos y filosóficos al respecto, mostrando una clara predilección por el platonismo y el sistema copernicano que situaba al Sol en el centro de «todo», mientras que era contrario al aristotelismo y al escolasticismo, que había tenido su auge un par de siglos antes, para los cuales los astros eran seres incorruptibles