Sistema del mundo

noviembre 10, 2020 1 Por Alberto Buscató Vázquez

El descubrimiento de la luz (I): Naturaleza

El estudio serio de la luz comienza con un sencillo experimento de Newton con el cual consigue difractar un rayo de luz en sus distintos colores. Cuando William Herschel intentó medir el calor que producen estos colores, descubrió que había «luz» que no veíamos, más allá del rojo. El Sol produce radiación capaz de ser vista por nuestros ojos y otra, de la misma naturaleza (pues es igualmente refractable, aunque en menor grado que el color rojo –igual que este lo es en menor grado que el violeta–) capaz de producir el calor. Y esto implica que deben de tener la misma causa y naturaleza, o, dicho de otra forma, la luz visible y el calor son lo mismo, aunque nosotros (los seres humanos) los percibamos en base a distintos sentidos (la vista y el tacto respectivamente), lo que hace que nos parezcan distintos. Comenzábamos a profundizar en los secretos invisibles de la luz.

noviembre 6, 2020 3 Por Alberto Buscató Vázquez

Isaac Newton (II): La gravedad universal

Al calcular el valor de esa fuerza para la Luna respecto a la Tierra, obtuvo que esta recorrería 15 1⁄12 pies parisinos en un minuto y «con esa fuerza descienden de hecho los graves en la Tierra» (P, libro III: proposición IV). Y voilá. […] Esto implica que la fuerza que mantiene al universo cohesionado no es, por lo tanto, la naturaleza del éter ni el movimiento propio de los cuerpos celestes ni una mente cósmica, sino la fuerza de la gravedad, es decir, la que se usaba para hacer referencia a la caída de los cuerpos (los graves) en la superficie terrestre: «ambas fuerzas, estas de los cuerpos graves y aquellas de las lunas, [tienden] al centro de la Tierra y [son] semejantes entre ellas [… por lo que] tendrán la misma causa» (P, libro III: proposición IV). De hecho, esta fuerza había sido llamada centrípeta durante todo el libro (es decir, la que haría que los planetas se dirijan hacia el centro de otros cuerpos celestes), pero ahora se ha descubierto que esta fuerza es la de la gravedad, que explica tanto la caída de los objetos sobre la superficie terrestre como el movimiento de los cuerpos celestes en el espacio. Nace un nuevo sistema del mundo.

octubre 31, 2020 4 Por Alberto Buscató Vázquez

Isaac Newton (I): Las leyes del movimiento

En su obra principal, Principios matemáticos de la filosofía natural (Philosophiæ naturalis principia mathematica), Newton explica los fundamentos de la mecánica, una ciencia capaz de estudiar los movimientos de los cuerpos de forma precisa y concreta, gracias al desarrollo del cálculo diferencial, unificando así los movimientos planetarios y los terrestres y creando, por lo tanto, un sistema del mundo en base a la teoría de la gravedad. Además de explicar toda una serie de fenómenos desconocidos por el momento (como las mareas o, parcialmente, la precesión de la Luna), ejemplifica una nueva forma de hacer ciencia, ya que en este texto se encuentran tanto los fundamentos de gran parte de la física y la ciencia en general, como las concepciones filosóficas y religiosas particulares del autor.

octubre 26, 2020 1 Por Alberto Buscató Vázquez

La nueva armonía

Estas leyes son tanto un desafío como una confirmación de que el universo es armónico. El desafío consiste en que Kepler plantea que las órbitas de los planetas son elípticas, mientras que la esfera y la circunferencia se consideran las figuras más perfectas y, por lo tanto, propias de las órbitas celestes. No obstante, son una confirmación de esta armonía porque plantean proporciones y relaciones entre distintas características (como el periodo orbital y la distancia a sus focos) universales y aplicables para todos los planetas.

octubre 19, 2020 2 Por Alberto Buscató Vázquez

El infinito en lo pequeño

Con el uso de lentes para ampliar los objetos, el mundo creció ante nuestros ojos. El telescopio nos permitió conocer la grandeza del universo, pero con la invención del microscopio, este se hizo infinitamente pequeño. Esto es lo que recoge Robert Hooke en Micrographia, donde se exponen las observaciones realizadas con el microscopio por primera vez, en la que se pueden encontrar «algunas de las últimas cosas visibles a la vista». Y, además, una clara exposición pre-newtoniana de la universalidad de la gravedad.

octubre 9, 2020 1 Por Alberto Buscató Vázquez

La nueva estrella

La aparición de esta estrella y su documentación por un pensador europeo marca simbólicamente un punto importante en la historia de la humanidad, que durante varios siglos anteriores había sido desarrollada por el mundo árabe. Tycho Brahe no sabría que este siglo vería nacer a Cervantes, a Galileo, a Rubens, a Descartes; así como la muerte de Miguel Ángel, Lutero o Maquiavelo; vería el fin del Renacimiento y el inicio de la Revolución científica, la construcción del Monasterio del Escorial y la celebración del Concilio de Trento, el inicio de los grandes (y colonizadores) imperios europeos… Esa nueva estrella que aparecía en el cielo marcaba, quizás, el florecimiento de una de las culturas más ricas de la historia de la humanidad que se desarrollaría durante los próximos siglos dando lugar a personalidades como Newton, Hegel, Darwin, Chejov, Chopin, Picasso, Einstein… una civilización que colonizaría otros planetas y que escudriñaría el espacio para entender (y ver en detalle) lo que Tycho Brahe observó en su momento.

octubre 2, 2020 1 Por Alberto Buscató Vázquez

Galileo (II): los movimientos terrestres

Además de las observaciones de las irregularidades del cosmos, Galileo era un firme defensor de los movimientos terrestres, tanto del diurno como del anual, lo cual fue la principal razón por la que le prohibieron pronunciarse sobre este tema (y por la que escribió sus últimas obras en forma de diálogo). La defensa de estos movimientos es la mejor apología de una ciencia elegante a la par que objetiva, pues no está prácticamente basada en observaciones (excepción sea hecha respecto a las fases de Venus), sino en razonamientos y en la creencia en un sistema simple y armónico. De hecho, gran parte de una de sus mayores obras, Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo, sobre la cual Einstein decía que era «fundamento para cualquiera que esté interesado en la historia del espíritu de occidente y por su influencia en el desarrollo económico y político» (AE), está orientada a refutar los argumentos que se oponen al sistema copernicano, y es en gran medida teórica y con una gran carga subjetiva.

septiembre 26, 2020 9 Por Alberto Buscató Vázquez

Galileo (I): Las irregularidades del cosmos

Desde los orígenes de la humanidad, el cielo se ha observado a simple vista, descubriendo el movimiento de algunos planetas y de las estrellas, por no hablar del de la Luna o el Sol, definiendo constelaciones en la bóveda celeste… y creando una cosmología en base a estas observaciones en las que los astros parecen perfectos e incorruptibles, divinidades que surcan los cielos en órbitas absolutamente regulares. El propio Galileo estudió así el cielo durante muchos años, anotando el movimiento de los astros y estudiando los textos científicos y filosóficos al respecto, mostrando una clara predilección por el platonismo y el sistema copernicano que situaba al Sol en el centro de «todo», mientras que era contrario al aristotelismo y al escolasticismo, que había tenido su auge un par de siglos antes, para los cuales los astros eran seres incorruptibles

septiembre 18, 2020 6 Por Alberto Buscató Vázquez

El sistema de Copérnico

Copérnico plantea, no por primera vez, pero sí de manera definitiva, el sistema por el cual la Tierra, como el resto de planetas, se mueve alrededor del Sol, que se consideraría inmóvil en el centro del universo. Esta teoría era tremendamente revolucionaria, pues se oponía tanto a las autoridades intelectuales básicas del pensamiento occidental como a la cosmovisión cristiana por la que los hombres eran el centro del universo y estaban «abajo», con la materia, mientras que las divinidades incorruptibles estaban en lo más «alto» del cielo. Además, planteaba que la Tierra se movía a una gran velocidad, lo que es a todas luces contraintuitivo, pues no cuadra con la experiencia común. El propio Copérnico entendía que sus teorías iban «contra la opinión tradicional de los astrónomos y casi contra el sentido común». ¿Por qué proponer este sistema, entonces?

septiembre 11, 2020 0 Por Alberto Buscató Vázquez

Sistema del mundo II: El giro copernicano

A partir de la segunda mitad del siglo XVI se precipita la aparición de toda una plétora de pensadores y astrónomos que en menos de un siglo cambiarán radicalmente nuestra forma de comprender el cosmos, hacia un paradigma basado en la sencillez y la elegancia que permite describir un universo relativamente ordenado con cierta facilidad. Este nuevo «sistema del mundo» está basado tanto en observaciones y datos como en principios filosóficos y creencias puramente ideológicas. De hecho, esta revolución comienza con el planteamiento de un nuevo sistema por parte de Copérnico, motivado por cuestiones en gran parte subjetivas (tales como la tranquilidad mental que produce); al poco tiempo Tycho Brahe realiza algunas observaciones a simple vista que dan indicios de veracidad a dicho sistema (aparece algo nuevo en el cielo); lo cual se ve potenciado a las pocas décadas, con la invención del telescopio por Galileo; y en medio siglo se desarrollan teorías científicas que no solo fundamentan este sistema, sino que permiten aplicarlo a la totalidad del cosmos, de la mano de Kepler y Newton.