Diario filosófico

octubre 16, 2021 1 Por Alberto Buscató Vázquez

Aristóteles (XIV) – El estudio de los seres vivos

«La filosofía es una actividad especulativa, no solo en la Academia platónica, sino en Grecia en general. Como tal, se pregunta por los primeros principios de la realidad, por la justicia política y el bien moral, por los elementos que constituían la realidad y las causas que regían los movimientos celestes, por la retórica y la virtud, por el orden y la armonía… Pero no por los individuos particulares. Los animales y sus órganos no tenían cabida en la filosofía. Como mucho la medicina se encargaba de conocer cómo curar una enfermedad o paliar un síntoma, pero no había lugar en la Academia para debatir sobre los peces o los insectos. Pero este no era el caso en Aristóteles».

octubre 9, 2021 2 Por Alberto Buscató Vázquez

Aristóteles (XIII) – Las críticas a «nuestra» teoría

La teoría de las ideas era parte fundamental del pensamiento de la Academia, pero también lo eran sus críticas, que incluso el propio Platón había planteado. Esto también lo recoge Aristóteles, quien critica tanto las ideas como las matemáticas o la teoría de los principios platónicas. De hecho, recoge de manera detallada y concisa el compendio de críticas a los distintos elementos de la metafísica platónica, formulados ya en su mayor parte en la Academia. Es decir, estas son críticas internas, en las que Aristóteles se sitúa como platónico, continuando la obra del maestro y representando sus teorías como fiel seguidor

octubre 2, 2021 0 Por Alberto Buscató Vázquez

Aristóteles (XII) – La ciencia de la verdad

«»La sabiduría es una ciencia de los principios», y esta esla ciencia que ahora buscamos, como había enseñado el maestro. Pero, ¿en qué se diferencia la metafísica de cualquier otra ciencia? ¿No explica la física las cuatro causas? ¿No trata la lógica sobre los principios? La metafísica es «una ciencia que estudia lo que es, en tanto que algo es, y los atributos que, por sí mismo, le pertenecen», es decir, «se trata de buscar los principios y las causas de las cosas que son, pero obviamente, en tanto que cosas que son». Se buscan, por lo tanto, «los principios y causas supremas» de las cosas en sí mismas, de «lo que es». Aquí encontramos a un Aristóteles en gran medida platónico».

septiembre 24, 2021 1 Por Alberto Buscató Vázquez

Aristóteles (XI) – La estructura del cosmos

«De estos movimientos naturales surge la estructura del universo, con un centro producido por la acumulación de la tierra (que tiende hacia él naturalmente): «al desplazarse las partículas de todos lados por igual desde los extremos hacia un único centro, la masa resultante será similar por todas partes». Además, «vemos que el cielo da vueltas en círculo», cuyo centro es la Tierra. De ahí que esta no se mueva y sea obvio «dar por supuesto que la tierra está quieta», porque es el punto central de una esfera en rotación».

septiembre 17, 2021 1 Por Alberto Buscató Vázquez

Aristóteles (X) – Los elementos

«»La tierra es el elemento más grave, por lo que «subyace a todos», es decir, la encontramos en el suelo; mientras que el fuego es el elemento más leve, es decir, «el que se superpone a todos», por lo que tiende hacia arriba. Entre estos dos se encuentran el agua (menos grave que la tierra) y el aire (menos leve que el fuego), siendo el agua más grave que el aire, como muestra la experiencia más cotidiana: «el fuego y la tierra son los cuerpos extremos y más puros, mientras que el agua y el aire son los intermedios y más combinados»».

septiembre 10, 2021 1 Por Alberto Buscató Vázquez

Aristóteles (IX) – Tiempo y espacio

El movimiento local se da siempre en un espacio y tiempo, por lo que «El físico tiene que estudiar el lugar» y el tiempo. El lugar es algo real y separado de los cuerpos, lo que demuestra «la sustitución de un cuerpo por otro», es decir, dado que dos cuerpos distintos pueden ocupar el mismo lugar, este no es una propiedad de los cuerpos ni es simplemente una apariencia producida por la presencia o ausencia de estos, sino algo en sí mismo. En segundo lugar, hay que estudiar qué es el tiempo. Esta es una noción «oscura y difícil de captar», ya que tampoco se percibe directamente, pero se puede advertir de manera mediada, es decir, por el movimiento se da en él: «Percibimos el tiempo junto con el movimiento». Por lo tanto, se puede medir, aunque también indirectamente, pues no se mide el tiempo en sí, sino el movimiento: lo que tarda un objeto en recorrer una determinada cantidad de espacio. De hecho, «el tiempo es continuo por ser continuo el movimiento».

septiembre 4, 2021 0 Por Alberto Buscató Vázquez

El sistema de la naturaleza (II)

El segundo reino en la naturaleza es el de los vegetales, que «es vida compuesta, pero sin movimiento voluntario». Estas se pueden dividir en varias familias: las palmeras que son «las princesas, propias del océano índico […] de una notable excelencia, con un tronco visiblemente invariable, simplísimo y perenne, coronado por una frondosa corona siempre viviente»; las gramíneas, que son «el pueblo llano, campestre […] plantas rústicas, muy comunes, simples y vivaces, cuyos constituyentes son fuertes y robustos […] y se multiplican en gran medida»; las flores, que serían las «patricias, élites prominentes, orgullosas con sus luminosas vestimentas festivas»; hierbas, «nobles de las praderas, anodinas y polimorfas»; los árboles, «próceres selváticos, de orden noble y tronco perenne, a cuyos pies crecen los siervos que se nutren desfavorablemente de él»; los helechos, de «miembros externos, acechantes, que crecen a las espaldas»; musgos, son «siervos, esponjosos, tupidos al imbricarse, con capacidad de revivir de restos anteriores, agresivos, omnipresentes y numerosísimos»; las algas, «nativas, nacidas en el agua, sucios, renovables, abstinentes»; los hongos, «nómadas, otoñales, bárbaros, desnudos, pútridos, ladrones y voraces».

agosto 27, 2021 0 Por Alberto Buscató Vázquez

El sistema de la naturaleza (I)

«Es el siglo XVIII, Europa. Las ciencias están unidas a la religión cristiana, desarrollándose no necesariamente en base a esta, sino paralelamente. No se trata de probar la verdad científica de la Biblia, sino de estudiar la naturaleza como creación divina. Pero estudiar la naturaleza, al fin y al cabo. Y es que «El fin de la creación de la tierra es la gloria a Dios, a través de la obra de la naturaleza, por el hombre únicamente». Por lo que «La contemplación de la naturaleza es la vía próxima y más abierta para la admiración de Dios». Y esta obra es la «Naturaleza: ley inmutable de dios, que es aquello que es». Y esto se propone estudiar Linneo».

agosto 21, 2021 1 Por Alberto Buscató Vázquez

Aristóteles (VIII) – El movimiento

«Todo movimiento tiene tres términos, a saber, un sustrato en el que se da dicha generación, una causa que lo produce y un fin hacia el cual se mueve desde un estado concreto [su forma, los contrarios]: «en todos los casos cambia algo, por la acción de algo, y hacia algo. Aquello por cuya acción cambia es lo primero que mueve. Lo que cambia es la materia. Aquello hacia lo cual cambia es la forma». Pero, ¿por qué se produce el movimiento? Es decir, ¿cuál es la causa del movimiento? Aristóteles recoge las causas que, inconsciente y asistemáticamente, han usado sus predecesores, dándoles un carácter sistémico, y las reduce a cuatro: material, formal, efectiva y final».

agosto 14, 2021 4 Por Alberto Buscató Vázquez

Aristóteles (VII) – Principios físicos

«Tras establecer los fundamentos de la lógica, Aristóteles aplica este método a la física. Filósofos anteriores habían reflexionado sobre cuál era el primer principio material de la naturaleza, si el agua o el fuego, el aliento primitivo o el número… Pero no había una clara discusión sobre el movimiento (al menos de manera cualitativa). De hecho, había una tradición de negarlo. Parménides defendía que el mundo era uno (pues el ser es absoluto, ya que todo lo que no engloba es «no ser», por lo tanto no es), donde el movimiento no se podía dar: moverse del ser al ser no sería moverse; del no ser al ser, no sería posible; y del ser al no ser no sería: «lo generado tendría que llegar a ser o del ser o del no-ser, pero ambas alternativas son imposibles; porque de lo que es no puede llegar a ser, puesto que ya es, y de lo que no es nada puede llegar a ser, puesto que tendría que haber algo subyacente. Y así, extremando las consecuencias inmediatas, llegaron a afirmar que no existe la multiplicidad, sino solo el Ser mismo». Incluso su discípulo Zenón había planteado varias paradojas del movimiento con la intención de negarlo».