Razón de voto

Razón de voto

Nos encontramos en el ojo de un huracán político. Después del absoluto bombardeo de las últimas semanas, donde el pensamiento y la capacidad de reflexión se han hecho a un lado para dar lugar al partidismo y la defensa a ultranza de los nuestros [frente a los otros], comienza la jornada de reflexión. Y eso me gustaría compartir con ustedes, una razón a la que darle vueltas a la hora de ir a votar.

¿Por qué votar a uno u otro partido? ¿Es más importante el déficit que la revalorización de las pensiones o al revés? Bueno, supongo que cada uno tiene su propio sistema de valores y esta es una pregunta subjetiva, pero yo quiero exponerles brevemente el mío. En los últimos debates se ha hablado mucho de fiscalidad, servicios sociales, política territorial y pactos (recordando el esquema del debate en RTVE, muy parecido al de ATRESMEDIA), pero ¿es alguna de esas la razón principal para definir el voto?

Aun siendo elementos de suma importancia, qué duda cabe, no son para mí el elemento principal. Antes de la progresividad de los impuestos, del gasto público y de las fronteras internas están las políticas que confrontan directamente con el que, para mí, y estoy seguro de que también para la inmensa mayoría de los españoles, es el principal valor: la vida humana.

Parece un salto, ¿verdad?, una especie de propuesta idealista, abstracta y desenfocada pues, según nos han ido diciendo estas semanas, las elecciones no van sobre eso. Van sobre si hay que aplicar el 155 o hacer un referéndum en no sé dónde, sobre si hay que crear un contrato único o crear trabajo a toda costa… La política migratoria se ha tocado muy por encima, a pesar de estar relacionada con la muerte de decenas de miles de miembros de nuestra especie (repito: decenas de miles) y por ello quiero dedicarle hoy unos minutos a exponer este tema. Aunque según la agenda mediática oficial “no toque”.

¿Tan importante es la cuestión migratoria? En el mundo hay más de doscientos cuarenta millones de personas que viven en otro país al de origen y alrededor de veinte millones de refugiados, es decir, de personas que huyen de su país por guerras, epidemias o hambrunas, así como por persecuciones debidas a cuestiones de raza, etnia, religión o similares que atentan contra su vida. Los mayores países de donde huyen los refugiados son Siria y Afganistán, constituyendo alrededor de un 40% del total, quienes intentan llegar a Europa por una cuestión de cercanía, encontrándose una fuerte oposición por parte de esta (aunque diferente en función de cada país).

En los últimos años han muerto decenas de miles de migrantes en el Mediterráneo intentando llegar a Europa (más los muertos en el desierto, cuya cifra se cree similar, aunque no hay datos concluyentes al respecto), casi ochocientos en 2018 solo en las costas españolas según la Organización Internacional para las Migraciones, por no hablar de las vallas de la frontera sur, cuyas concertinas, focos cegadores y sistemas de agua a presión con pimienta dejan en ridículo el muro de Trump o el de Israel y Palestina (que, aunque más largos, son menos dañinos con quienes intentan traspasarlo) y constituyen una auténtica vergüenza nacional.

Esta es una cuestión fundamental desde el punto de vista humanitario, porque hay millones de personas huyendo de guerras, hambrunas y epidemias, que piden refugio en un primer mundo construido en base a los recursos extraídos de estos países. Pero, ¿por qué es tan importante la cuestión migratoria desde el punto de vista político? ¿Pueden hacer algo los partidos españoles al respecto? ¿No es una cuestión que les supera? Pues, en gran parte sí son una solución, pues muchos de los problemas en este ámbito se palian con dinero para la integración, la cooperación con los países de origen, la tramitación de solicitudes de asilo… además de que algunos de los principales escollos que tienen las ONGs como Open Arms, que se dedica a salvar la vida a los migrantes que naufragan intentando llegar a Europa, son políticos, por no hablar de las medidas como las vallas de Melilla y similares, cuya existencia y naturaleza también está determinada por cuestiones políticas. Por eso las propuestas políticas tienen mucho que decir al respecto.

¿Qué respuestas plantean los principales partidos de España respecto a esta cuestión? Todos están de acuerdo en respetar la inmigración legal (faltaría más), así como en la lucha contra las (auténticas) mafias y en invertir en los países de origen para que sus ciudadanos no se vean obligados a emigrar. Nadie habla de cesar el expolio de los recursos de estos países, lo dejaremos para más adelante, aunque seguramente ninguna de las propuestas que acabo de mencionar se llevarán a cabo, recuerden el “basta ya de excusas, hay que actuar” de Mariano Rajoy en septiembre de 2015 cuando apareció Aylan Kurdi muerto en una playa cualquiera. A partir de entonces, ni Europa ni España han hecho nada en cuestión de migración.

“Ni en España, ni en Italia, ni en Grecia. A día de hoy, no existe ninguna misión conjunta europea cuya misión sea el salvamento y rescate de personas en el mar. Los operativos lanzados por la UE, generalmente tras las grandes tragedias migratorias, tienen como finalidad el control de fronteras”, como recoge eldiario.es.

Pero todas estas son medidas obvias y secundarias. Aunque parte de esta situación se tenga que solucionar a una escala supranacional, a nivel nacional tenemos que plantearnos qué hacer con los migrantes hoy, los que mañana se ahogarán en el Estrecho o los que están clavando tornillos en sus zapatos esta noche para asaltar la valla de Melilla mañana. Y aquí es donde viene el asunto y donde creo que es importante ver las medidas políticas de los principales partidos.

VOX propone (según su propio programa, medidas 14-21): 1) deportaciones tanto de inmigrantes ilegales como de los legales que hayan cometido delitos [lo cual ya existe], 2) perseguir y endurecer las penas contra mafias Y CONTRA ONGs relacionadas con la inmigración y 3) endurecer las medidas para obtener la legalización y la nacionalidad.

El Partido Popular (vea el programa oficial aquí) no dice prácticamente nada al respecto, más allá de fórmulas vacías tales como “trabajar conjuntamente con los países de la Unión Europea”, “proteger, cuando sea posible” o “fomentar la rápida integración”, las cuales son tan vagas que no acabarán traduciéndose en nada. Eso sí, buscan impedir la entrada a toda costa de los inmigrantes fortaleciendo las vallas de la frontera sur y controlando a las compañías de aviones (literal). En sus ocho medidas respecto a la migración hablan más de la convalidación de títulos universitarios que de las pateras o mafias, viendo a los inmigrantes como fuerza de trabajo más que como personas necesitadas. Eso sí, no se olvidan de proponer darle “una solemnidad adecuada al acto de adquisición de la nacionalidad española” que es, sin lugar a dudas, la medida que todos estamos esperando en lo que a política migratoria se refiere.

El PSOE empieza nombrando toda una serie de avances en esta cuestión que no se ven reflejados en ningún dato, pero de los que ellos alardean igual. A continuación plantea una plétora de medidas muy bien intencionadas contra el racismo o la agilización burocrática de los permisos de residencia y similares, aunque con toda la pinta de que no se vayan a llevar a cabo, pues son las típicas medidas de “cooperación con los países de origen” o “consenso con otros partidos en un plan de migración”, los cuales no plantean medidas concretas. La propuesta estrella es el segundo principio básico que plantean: “el principio de responsabilidad ciudadana como ingrediente básico de una política de integración”. O sea, que te encargues tú de este asunto no discriminando a los inmigrantes.

Unidas podemos, el partido del señor Pablo Iglesias, plantea varias medidas dispersas por todo su programa electoral.  Entre ellas están la creación de varias agencias internacionales que ya existen, aunque su funcionamiento es interesadamente deficiente como, por ejemplo, a la hora de tramitar las peticiones de asilo. Sus medidas más concretas son la eliminación de los CIEs y de las devoluciones en caliente (ilegales a todas luces), el reconocimiento de los derechos de los inmigrantes que residan en España y la facilitación de los trámites para obtener diferentes permisos, incluyendo la nacionalidad.

Analizar las políticas migratorias de Ciudadanos es fácil: no dicen nada al respecto. Es como si les diese igual. Las tres medidas que hablan sobre migración (159, 160 y 161) buscan atraer el talento, luchar contra las mafias y proteger a los agentes que vigilan la frontera sur (respectivamente), algo con lo que todo el mundo está de acuerdo, pero que no es lo que se debate cuando se habla de inmigración. Si rebuscas, puedes encontrar que buscan promover la inmigración regular y repeler la irregular, aunque no dicen cómo en ningún momento.

Hablar de inmigración es importante porque en ello va la vida de muchas personas. Claro que hay que ver cómo pagar lo necesario para su integración, cómo crear un diálogo intercultural fructífero y cómo fomentar la convivencia, además de que es interesante ver hasta qué punto los inmigrantes aportan más que consumen, pero son cuestiones secundarias. Lo principal de este asunto es que hay gente muriendo, y dudo que ningún español quiera votar medidas que pongan en peligro directo la vida de cientos de seres humanos. Deportar a un inmigrante implica obligarle a volver a intentar cruzar el desierto del Sáhara, el Mediterráneo, las concertinas, los CIEs y xenofobia política e institucional, lo cual provoca miles de muertes anualmente. Frente a eso, entenderán ustedes que el conflicto catalán o la revalorización de las pensiones me parezcan problemas muy relativos.

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